Cómo identificar un entrenador deportivo excelente

Ser un entrenador deportivo puede parecer un trabajo atractivo para la mayoría de los aficionados, pero es UNA PROFESIÓN MUY DURA. Incluso en el nivel más bajo de un deporte, suele ser el entrenador el que recibe la mayoría de las críticas cuando algo no va bien.

Cada aficionado que ve un partido, sea en el estadio o desde la comodidad de su sillón frente a la televisión, y cada padre que ve a sus hijos jugar en un partido, piensan que saben más que el entrenador. Y luego los medios, que pueden llegar a ser brutales cuando critican la actuación de los técnicos.

Si existen unos malos resultados, el entrenador es el que tiene la culpa. Y si se necesita hacer un cambio en el equipo, es el entrenador el primer sacrificado. Aunque tal escrutinio es la parte integrante del trabajo, con la crítica también viene la alabanza cuando las cosas van bien.

Los mejores entrenadores progresan cuando traen el éxito y desarrollan a sus jugadores. Pero la forma en la que se mide el éxito debe tomarse en contexto, especialmente a nivel de las bases.

El desarrollo, mejora del equipo y de los jugadores no siempre se pueden medir en términos de los resultados y trofeos. Sin embargo, para los observadores externos ser un entrenador deportivo excelente depende de los títulos a final de temporada.

Teniendo en cuenta que cualquiera que esté pensando en ser un entrenador, también debe meditar que quiere sacar de dicha profesión. En el mejor de los casos puede ser una experiencia enriquecedora, donde se pueden ver resultados directos de los métodos empleados en el desarrollo de los jugadores. Y en el peor de los casos puede ser un trabajo frustrante, donde la crítica viene de los que no tienen necesariamente la misma percepción del juego, los jugadores o del entrenador.

Hay ocasiones en que los mejores entrenadores deportivos no reciben el reconocimiento que se merecen debido a que no tienen buenos jugadores o las instalaciones necesarias a su disposición. Aun así consiguen que el equipo juegue por encima de su nivel. Y por supuesto hay entrenadores que aparentan ser mucho mejor de lo que son en realidad por el talento de sus jugadores.

Por lo tanto, para juzgar e identificar entrenadores deportivos excelentes, tenemos que mirar más allá de las victorias, derrotas o las estadísticas y explorar algunos factores menos cuantificables. Los jugadores y atletas tienen opiniones muy diferentes sobre lo que se necesita para ser un buen entrenador, pero la mayoría podrá nombrar un entrenador que tuvo la mayor influencia en su carrera y explicar el motivo.

Para los jugadores, conseguir el entrenador perfecto puede ser vital para el desarrollo de sus carreras. Hay entrenadores que realizan una buena sesión de entrenamiento , pero aquellos que lideran, estimulan, motivan y ayudan a desarrollar jugadores en la técnica, en lo mental y en el físico, son los que los profesionales incipientes deben buscar.

Entrenar no significa sólo tener un gran conocimiento técnico. Se trata de enseñar, expresarse con precisión, retener la participación, mantener una conducta apropiada, ser una referencia y liderar con el ejemplo. Aquellos entrenadores que aportan todas estas cualidades, junto a una buena táctica y técnica, tendrán la mejor oportunidad de incidir significativamente a nivel profesional.

Así que echemos un vistazo a algunos de los hábitos de los entrenadores deportivos excelentes.

Motivar y animar

“Los obstáculos no deben frenarte. Si corres hacia una pared, no te des la vuelta y te rindas. Imagina como escalarla, como pasar a través de ella o trabaja a su alrededor.” 

-Michael Jordan

Los mejores atletas de cualquier deporte tienen una profunda convicción. Y mientras algunos tienen una mentalidad positiva, la mayoría necesita ser estimulados por entrenadores influyentes.

Todos los buenos entrenadores tienen la capacidad de inspirar y motivar a sus jugadores pero no es suficiente. Los jugadores necesitan ser entrenados para aprender a creer en sí mismos.

Existen entrenadores que utilizan métodos distintos para conseguirlo, pero todos usan el estímulo y los elogios en vez de la negatividad y crítica no constructiva. Como dijo el entrenador Jed Davies en nuestra entrevista el año pasado: “Los niños necesitan héroes, no críticas«.

A veces lograr el nivel más algo de cualquier deporte requiere la creencia de que aparentemente las cosas imposibles si ocurren. El reciente partido entre el Barcelona y el Paris Saint-Germain en la Liga de Champions (el 8 de marzo de 2017) es un ejemplo perfecto de dicho escenario. Incluso cuando todo el mundo creía que el partido había terminado antes de que empezara la segunda parte, los jugadores del Barcelona nunca dejaron de creer que iban a conseguir la gran remontada.

Motivar a los jugadores jóvenes significa construirles en vez de derribarles. Los jóvenes odian ser avergonzados o que los utilicen como ejemplo. Por supuesto, a veces algunos jugadores cometen errores o no entienden directrices, pero un buen entrenador puede superar estos problemas sin hacer que sus jugadores se sientan inexistentes o incompetentes. Este tipo de sentimientos tendrán un efecto negativo en el rendimiento del jugador, especialmente durante su desarrollo.

Ejemplos a seguir

Todos los niños en el mundo que juegan al fútbol quieren ser Pelé. Tengo una gran responsabilidad para mostrarles no sólo la forma de ser un jugador de fútbol, sino también cómo ser un hombre.”

Pelé

Como mencionamos anteriormente, ser un entrenador va más allá del conocimiento técnico. Los mejores entrenadores son también grandes ejemplos a seguir. Pueden ayudar a un niño o atleta a crecer como personas y como compañeros al igual que como jugadores.

Durante su carrera deportiva, los jugadores tendrán que enfrentarse a dificultades de manera profesional siendo honestos, practicando un juego limpio y teniendo un comportamiento íntegro.

Con los pies en la tierra

“Nunca sentí que mi trabajo fuera ganar partidos de baloncesto, sino que la esencia de mi trabajo como entrenador era hacer todo lo necesario para dar a mis jugadores lo preciso para tener éxito en la vida.”

Bobby Knight

Tener confianza en uno mismo es algo que puede transformarse en egocentrismo y arrogancia si no se enseña a un jugador a mantener los pies en la tierra. Después de todo, el deporte es solo un juego y los buenos entrenadores ayudan a sus jugadores a mantener sus ambiciones profesionales y personales con perspectiva.

Muchos entrenadores trabajan con jugadores jóvenes que no llegan a convertirse en jugadores profesionales. Sin embargo, pueden aportarles las habilidades que son importantes para otros aspectos de su vida.

Los entrenadores deben mostrar que ganar o perder no debe influir en sus objetivos. Una derrota hoy puede proporcionar una aprendizaje para el mañana y cualquiera que sea el resultado del partido, el mundo continúa. Tus actuaciones deportivas no deben definir o controlar otros aspectos de tu vida. Los momentos de fracaso son de esperar y aprender a vivir con ello forma parte de ser un entrenador de primera y un gran jugador. Los buenos entrenadores ayudan a sus jugadores a asumir el fracaso y el éxito y les enseñan a crecer.

El factor humano

Cualquiera que sea el modelo que utilice un entrenador, siempre debe tener flexibilidad. No todos los jugadores responderán exactamente de la misma manera y algunos serán más difíciles que otros. Cuando se trabaja con individuos es importante tratarlos como tales, pero el objetivo final debe ser hacerles sentir como parte del equipo. Los entrenadores necesitan identificar y utilizar las fortalezas de cada uno para asegurarse que se sienten comprendidos.

Esto se aplica a su contribución física en el terreno de juego y también a su actitud y personalidad fuera de el. Ser un experto en la gestión humana es una de las mayores habilidades que un entrenador de primera puede poseer.

Comunicación

Un entrenador debe comunicar y también saber escuchar y fomentar la aportación de sus jugadores. Un entrenador arrogante puede llegar a crear un ambiente donde un atleta o miembro del equipo puede tener miedo de expresar su opinión. En este escenario, una valiosa aportación que puede ser valiosa para el equipo es retenida. En un ambiente de equipo, un enfoque cooperativo deberá ser adoptado y esto significa que existe una comunicación positiva en ambas direcciones.

Si un entrenador está a cargo de un equipo juvenil, tiene sentido que mantenga una buena comunicación con los padres, tutores y familiares de los jugadores. Esto ayuda a aquellas personas cercanas al jugador a entender mejor al entrenador y su metodología, y a la vez, el entrenador puede conocer mejor a sus jugadores y sus ambiciones. Esto también ayuda a los entrenadores a evitar situaciones en la que los padres se vuelven demasiado exuberantes fuera del terreno de juego. Es menos probable que un padre grite o pueda interferir si conoce y confía en el entrenador.

Fomentar la tolerancia

“El deporte transmite un mensaje universal de paz. Es un instrumento eficaz para la lucha contra la exclusión social y restaura el diálogo tras conflictos.”

Tony Estanguet

Cuando un entrenador trabaja con un grupo grande de jugadores, existe la posibilidad de tratar con personas de distintas procedencias, etnias, nacionalidades y religiones. Por lo tanto, es vital que promuevan la armonía dentro del grupo. El entorno del entrenamiento debe estar libre de prejuicios y sin distinciones en el trato. Posibles actos de intimidación o discriminación no se pueden tolerar.

Establecer objetivos realistas

Los buenos entrenadores establecen objetivos realistas y alcanzables y dan pasos pequeños para conseguirlos. Al entrenar a un equipo durante la temporada, muchos buenos técnicos parten la temporada en varios segmentos y planifican las sesiones y metas alrededor de este periodo.

Al enfrentarse al juego de esta manera, es más fácil controlar el progreso, planificar con efectividad y mantener a los jugadores centrados. También hace que las derrotas y los malos resultados sean más fáciles de manejar a lo largo de la temporada.

Mostrar compasión

“El liderazgo, al igual que el entrenamiento, significa luchar por los corazones y almas de los hombres y conseguir que crean en ti.”

Eddie Robinson

Muchos entrenadores se sienten tentados a permanecer fríos y calculadores en todo momento. Después de todo, son los que tienen el control. Sin embargo, cualquiera que entre en el mundo del entrenador, lo hace porque son apasionados del juego. Cuando un entrenador y su equipo han trabajado duro y han conseguido su objetivo, habrá momentos en que muestren una espontánea pasión que es de esperar. Mostrando un poco de intensidad puede motivar a los jugadores a preocuparse por lo que hacen y disfrutar los momentos de victoria aún más.

Pasarlo bien

Además de mostrar pasión, los buenos entrenadores nunca se olvidan que el deporte en su estado más puro se juega por diversión. Los jóvenes que patean un balón en la calle lo hacen para pasarlo bien y por la emoción del juego, no lo hacen porque sea estresante o les haga sentir mal.

Las sesiones de entrenamiento deben estar bien planificadas con objetivos técnicos claros y ser divertidas. Los jugadores que lo pasan bien durante las sesiones de entrenamiento mejoran su juego. Desearan jugar y se sentirán más relajados en el ambiente de equipo.

No te centres en los fracasos

“He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. Unas 26 veces han confiado en mi para el último tiro con el que ganar el partido y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito.”

Michael Jordan

Los mejores entrenadores deportivos no se detienen por las derrotas o fracasos. Utilizan los escenarios para identificar las áreas que necesitan mejorar y trabajan desarrollando métodos que evitan escenarios similares en el futuro. Es normal que los jugadores maldigan su mala suerte o se sientan desanimados después de una derrota, pero los mejores entrenadores son capaces de levantar a los jugadores y cambiarles el estado de ánimo para recuperarse.

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